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La Iglesia tiene como misión enseñar a todas la naciones y predicar el Evangelio a todos. En su ministerio diario, clérigos y laicos, frecuentemente, son llamados a intervenir en momentos cruciales de la vida de los hombres, especialmente en momentos de vulnerabilidad. En Lourdes, esta dimensión es aún más fuerte, sobre todo porque es un lugar importante de peregrinación al que acuden muchos jóvenes y muchos enfermos.
En el contexto actual en el que la iglesia ejerce su ministerio de servicio y compasión, todos deben incrementar su atención. Las normas establecidas por el Santuario y la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes responden a esas exigencias: ante todo proteger a los niños y personas vulnerables (discapacitados). Al mismo tiempo, esas normas protegen también a clérigos, empleados y voluntarios, así como a la institución.
Así pues, se puede a todos los que trabajan en el marco de la Pastoral Internacional que tengan la prudencia necesaria en términos de lenguaje, de contacto físico y, más ampliamente, de todo el comportamiento. Dado que las culturas son distintas, he aquí lo que se exige en Francia, como mínimo, de los que ejercen una misión en el Santuario Nuestra Señora de Lourdes:
Lenguaje:
Contacto físico:
He aquí algunos ejemplos de contactos físicos que hay que evitar:
Comportamiento:
Este código de buena conducta se aplica al trato con todas las personas vulnerables (discapacitados), es decir, personas que, debido a su edad (niños, ancianos), discapacidad u otras circunstancias, temporales o permanentes, está en una situación de dependencia en relación con los demás o que, de cualquier otra manera, corra más peligro que la población en general, de ser maltratada por una persona o personas de autoridad o confianza en relación con ella.